miércoles, 17 de noviembre de 2010

Los Pies de Madre Teresa

Esos pies deformados por los años son los de Teresa de Calcuta
Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Teresa de Calcuta, para mi gusto la gran renovadora del discurso de la caridad, que siempre es algo personal, de una persona a otra persona y la base de todo el cristianismo. Sin caridad el cristianismo no es más que la versión más popular del judaísmo, y un lío de teólogos que para qué te quiero contar.
Sujetar la mano del moribundo es más útil que hacerle leer promesas siempre incumplidas de supuestos milagros médicos. Todos -incluyendo los multimillonarios que se gastan una pasta en la Clinica Mayo- acabaremos en una cajita o en un cenicero y lo único que espero al respecto es que cuando me toque a mí -cuanto más tarde mejor- alguien sujete mi mano y que la agonía sea breve.
Creo que al enfermo terminal le sienta mejor que le hablen del amor de Dios, o que le digan "te quiero" y le acaricien, a que le cuenten que la Nada le acogerá con sus eternos brazos de olvido.
Nunca le agradeceré bastante a Dominique Lapierre haber escrito La Ciudad de la Alegría, aquella magna obra dedicada a lo más importante que tenemos las personas, la dignidad y la esperanza. En ese libro estupendo aprendí a descubrir la labor de la albanesa que fundó las Misioneras de la Caridad.
Teresa de Calcuta, como todos los santos de verdad, tuvo enemigos implacables, sobre todo los mediocres, los que siempre se burlarán de todo aquello que son incapaces de concebir o realizar. "Mejor mofarse que arrepentirse" es su lema, y prefieren usar la cabeza para embestir y no tener que pensar.
Madre Teresa fue una luchadora magnífica contra el aborto. Su lema, "No los matéis, dádmelos a mí" lo han llevado a la práctica sus hijas Misioneras. Son muchos miles hoy los adultos que un día fueron bebés acogidos por unas monjitas paupérrimas.
"Madre", un tributo fotográfico de Mario Podestá
En su día me conmovió una bellísima exhibición fotográfica en la Biblioteca Nacional que exponía el trabajo de Mario Podestá, un gran profesional que murió, como tantos otros, haciendo su trabajo en Irak. La imagen de los pies de Teresa es de esa exposición.
Podéis observar algunas de las fotografías de ese gran artista AQUÍ Se trata de la misma exposición, en la Biblioteca Nacional Argentina. En Podestá no existe el menor atisbo de esa cursilería o pesadez que con frecuencia deforma las mejores intenciones de los propagandistas bienintencionados.

La fama no empañará su obra
A la Madre Teresa muchos quisieron utilizarla. Desde los Papas hasta Lady Diana pasando por toda clase de sacamuelas de la política, todos querían hacerse una foto con ella. Hasta le dieron un Premio Nobel de la Paz, que es un premio normalmente reservado para terroristas o hipócritas consumados.
Ya muerta, a esa mujer sencilla le tributaron funerales de estado en la India -su patria de adopción- y en Albania, su patria chica, le han puesto su nombre al aeropuerto de Tirana. En realidad, a Madre Teresa los premios y alabanzas le debían tocar un pie y el dedo gordo del otro. Que quisieran convertirla en un icono vivo nada quita ni añade a su admirable labor. Esos pies no sólo están viejos sino muy trabajados, son pies de currante, pies que uno admira y quisiera besar.

Mario Podestá



Mario Podestá (1951-2003)  
ha sido uno de los más prestigiosos y reconocidos periodistas en conflictos bélicos.
Nacido en Buenos Aires, vivió en distintos países de América Latina, Europa y Asia como enviado especial.
Con una cámara Canon recogió las más feroces y desgarradoras imágenes de las guerras civiles y catástrofes humanitarias.
La obra más importante sin duda de Mario Podestá surge a partir del año 1993 cuando la Madre Teresa le abrió sus puertas para que pudiera documentar su obra. A partir de entonces su vida dio un giro inesperado y todo encontró otro sentido, le cambio la vida. En la Madre Teresa, Podestá encontró a la amiga y confidente que necesitaba, por eso le rindió su tributo a través de la publicación de un libro que llevaría por título Madre. Para ello, a principios de 2002, recopiló todo el material fotográfico y compuso los textos inspirando en su último viaje a Calcuta, con sus niños, sus calles y con Ella ..siempre Ella.
Mario Podestá murió el 26 de marzo de 2003 en Irak habiendo cumplido un sueño: dejarnos a todos un testimonio vivo de la Madre Teresa. Cumplió su principal objetivo: que sus fotos no despertasen compasión sino solidaridad.
Las imágenes retratan el alma de la Madre,  su mirada limpia y transparente, el reflejo sus pensamientos, del pasar de la angustia a la esperanza, reconociendo en los sufrientes el rostro de Jesús.
Necesitamos rezar y trabajar, la oración es la fuente que alimenta el espíritu” decía Madre. Sin duda, su testimonio no nos deja indiferente.

Imágenes de una vida

Las imágenes también recogen la obra y vida de las Misioneras de la Caridad, congregación fundada por la Madre bajo las reglas del servicio a Dios “Pobreza, Castidad, Obediencia y Servicio a los más pobres de los Pobres”.
Madre se dedicó a darlo todo “dar hasta que duela” como decía ella a todos los despreciados de Calcuta: leprosos, niños abandonados, tuberculosos…todos aquellos que nacen, sobreviven y mueren en las calles.
Los diálogos entre Mario Podestá y la Madre son conmovedores, ambos se transforman en un instrumento a través del cual habla el Señor.
El libro Madre ha sido reeditado por la asociación del Grupo Intereconomía y la Fundación Crein en el año 2009. La edición, magistral y de una belleza inconmensurable es todo un homenaje que se rinde a la obra de la Madre Teresa y a Mario Podestá.